Aquí echamos de menos que, a imagen y semejanza del iPhone SE, Apple no haya abierto más la mano con la posibilidad de escoger más colores para la caja del Apple Watch. Su enfoque más distendido bien podría haber acogido a los dos tonos nuevos disponibles en el Series 6 (azul y rojo), y alguno más. Hubiera dado una serie de combinaciones de interés junto con el amplio mundo de las correas de Apple, donde siempre encontramos además buenos modelos compatibles de terceros a un precio muy alejado de lo que pide Apple por las suyas.
El rendimiento del Watch SE es idéntico al del Watch Series 5, y la experiencia que nos ofrece es la máxima en un smartwatch de la compañía
En cuanto al interior, el Watch SE copia al Series 5, contando con el procesador S5, 1 GB de RAM y memoria interna de 32 GB. Este interior es el que le da una gran ventaja respecto al Series 3, el otro modelo asequible de Apple a la venta actualmente.
Estos días con el Apple Watch SE, con la misma rutina que llevo usando con el Watch Series 5 durante meses, la experiencia de uso a nivel de velocidad de funcionamiento y ejecución de aplicaciones ha sido exactamente la misma: no tener que esperar para usar cualquier función o aplicación del reloj.
A nivel de software, la llegada de watchOS 7 apenas cambia nada del día a día con el reloj. Hay algunas actividades más, la habitual carga de nuevas esferas, la cuantificación muy básica del sueño y aspectos ya asociados a los nuevos sensores que este Watch Se no tiene.
Tener o no tener la pantalla siempre encendida, esa es la cuestión
Si para el interior el Apple Watch SE copiaba al Series 5, la pantalla hereda diseño y características de la del Series 4. Esto significa disponer de un panel OLED Retina donde lo más característico es que se pierde la opción de tener la pantalla siempre encendida.
Que el
Apple Watch SE no disponga de modo de pantalla siempre encendida es la barrera de entrada más determinante en la experiencia de uso con este nuevo smartwatch
A este respecto juegan más que nunca las preferencias personales. Para mí es la gran decisión a tomar por quien esté detrás de un Apple Watch, mucho más que los sensores asociados a la salud que por ahora en mercados como el español son casi una anécdota en el día a día con el reloj de Apple.
Vuelta a la pantalla “no siempre” encendida ... para alivio de la autonomía Si no te importa tener que tocar o girar la pantalla para activarla, el Watch SE no te defraudará a nivel de rendimiento o calidad de pantalla. Y dependerá mucho del uso que hagas del reloj. El panel sigue siendo bastante brillante, nítido, muy preciso en la respuesta al tacto y con visualización correcta en exteriores.
En cuestiones de actividad física, que la pantalla no esté siempre activa sí que puede suponer un inconveniente si necesitas conocer parámetros de ese ejercicio y no tienes posibilidad de girar o tocar la muñeca. O que ya no quieras volver atrás respecto a tener información y datos continuamente en la pantalla del reloj.
Alivio para la autonomía pero sin carga rápida
Que el Apple Watch SE encienda solo la pantalla con el toque o el giro de muñeca supone un alivio importante para la batería del reloj, un punto donde a mi parecer los relojes de Apple nunca han podido destacar en ninguna generación salvo quizás en el Series 6.
Esta “funcionalidad” unida a la mayor eficiencia del chip S5 le permite al Watch SE irse con facilidad más allá del día de uso.
Nuestro patrón de uso del reloj ha sido con notificaciones siempre activas, sin LTE, algo de música y actividad física registrada por el reloj (con uso del GPS) durante entre 45 minutos y una hora. Y usando el modelo de 40 mm.
El chip más eficiente y que la pantalla no esté siempre activa mejora la autonomía pero no conseguimos llegar a los dos días sin renunciar a funcionalidades del smartwatch
En esas condiciones, el reloj llegaba a la noche con más del 40% de batería restante. Buenas cifras para un reloj de Apple pero insuficientes para alcanzar con tranquilidad dos jornadas sin estar atento a la carga del reloj o al menos colocarlo en su base un mínimo de una hora.
Esa situación la podemos rozar si prescindimos de la actividad física y la música, pero sigue siendo un elemento de mejora clara en el reloj de Apple.
También lo es la carga del reloj, tanto por la poca comodidad de uso del cargador inalámbrico dependiendo de la correa que estemos usando como por el tiempo de carga. De un 10% a la carga completa, el Apple Watch SE necesita alrededor de las dos horas.
Si atas cabos, esas dos horas necesarias para cargar el reloj son bastante incompatibles con una función nueva e interesante del Apple Watch: la medición del sueño.
Cuando hemos usado esta opción, que siendo también usuario de relojes Fitbit tengo que decir que no está a su altura, el reloj apenas tenía un 20/25% de autonomía por la mañana. Y cargar el reloj no es igual de sencillo ni directo que con un smartpthone.
Sensores básicos para la actividad diaria (y algo de salud)
Además de la pantalla “no siempre” activa, la mayor diferencia del Watch SE y el Watch Series 6 está en la inclusión de nuevos sensores en el modelo superior.
La medición de oxígeno en sangre y el ECG quedan fuera de la lista de sensores de este Watch SE El Apple Watch SE se queda sin medición de oxígeno en sangre, la gran novedad a nivel de salud del Series 6, así como el electrocardiograma (ECG). Sí que disponemos del sensor cardíaco, el de salud acústica para medir los decibelios del entorno y el detector de caídas (con aviso a los sistema de emergencia).
En el campo más deportivo y menos de salud, el Watch SE incluye GPS, brújula y altímetro barométrico, éste último renovado y que mejora el aspecto fitness del Watch, donde el margen de mejora es también muy amplio si lo comparamos con relojes deportivos dedicados.
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